Terminé en un lugar completamente apartado de mi destino inicial. Pretendiendo ir a Francia fui a dar a Argentina. Lo de "apartado" es mero formalismo geográfico, pues durante el siglo XX ambos países, inmersos en los focos de sus respectivos desarrollos culturales, se encontraron en la calle y se estrecharon las manos.
Y así, la java y el tango se vieron a los ojos.
En la canción Java somos partícipes de éste encuentro, que nos es contado desde varios ángulos. Un bandoneón, tan despiadado como el tango exige, es maestro de ceremonias desde una esquina del puerto. Cuerdas distantes acompasan el oleaje que se enciende y se adormece, cuerdas cercanas erizan el escozor de la despedida. Descubrimos eco, indicio de ausencia; asimismo entre el éxtasis del tango se abren resquicios a través de los que se asoma una java tímida.
Luego zarpa una voz como de roble, pero que no es una, sino son dos. Fusionadas están en ella la que conduce el relato desde su vaivén de garganta grave y la que lo hace desde las entrañas líricas del mismo.
En las letras hay coyuntura de español y francés, vestigio de un abrazo cultural.
Nos quedaremos solos y será ya de noche.
Nos quedaremos solos mi almohada y mi silencio
y estará la ventana mirando inútilmente
los barcos y los puentes que enhebran sus agujas.
Yo diré: Ya es muy tarde.
No me contestarán
ni mis guantes ni el peine,
solamente tu olor, tu perfume olvidado
como una carta puesta boca abajo en la mesa.
C'est la java
D'celui qui s'en va
C'est sa java
C'est ma triste java
Morderé una manzana fumaré un cigarrillo
viendo bajar los cuernos de la noche medusa
su vasto caracol forrado en terciopelo.
donde duermen tus senos quemados por la luna
Y diré: Ya es de noche
y estaremos de acuerdo, oh muebles oh ceniza
con el organillero que remonta en la esquina
sus títeres de luna para los niños pobres
C'est la java
D'celui qui s'en va
C'est sa java
C'est ma triste java
Es justo, corazón, la canta el que se queda,
la canta el que se queda para cuidar la casa.
Nos quedaremos solos mi almohada y mi silencio
y estará la ventana mirando inútilmente
los barcos y los puentes que enhebran sus agujas.
Yo diré: Ya es muy tarde.
No me contestarán
ni mis guantes ni el peine,
solamente tu olor, tu perfume olvidado
como una carta puesta boca abajo en la mesa.
C'est la java
D'celui qui s'en va
C'est sa java
C'est ma triste java
Morderé una manzana fumaré un cigarrillo
viendo bajar los cuernos de la noche medusa
su vasto caracol forrado en terciopelo.
donde duermen tus senos quemados por la luna
Y diré: Ya es de noche
y estaremos de acuerdo, oh muebles oh ceniza
con el organillero que remonta en la esquina
sus títeres de luna para los niños pobres
C'est la java
D'celui qui s'en va
C'est sa java
C'est ma triste java
la canta el que se queda para cuidar la casa.
La canción, por último, es aleación de la música de Edgardo Cantón, la voz de piedra de Juan Cedrón y las características letras de Cortázar.
Espero que los embriague tanto como a mi.
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